16.1.08

La fotografía respira. No es mi imaginación, la estoy viendo respirar. No a los personajes que aparecen en ella, a la fotografía misma y un escalofrío recorre mi cuerpo. En un objeto estático hay un recuerdo que todavía está vivo, se mueve, no como un holograma, sino como un ser viviente, tiene voz y pensamiento, tiene hambre y tristeza y no le doy de comer. Que entienda que los gusanos son para Camila, que sepa que los pañuelos no son para sus lágrimas, suficientes las mías… y ahora esto… una fotografía que respira, que se alimenta de mi, a costillas de mis vivencias, de mis sueños, de mis mentiras.

(estoy -lo digo bajito para que no escuhe- planeando su asesinato, es difícil porque jamás he matado a una -ni a nadie, a decir verdad- Me da un poco de pena confesarlo, pero ya no puedo verla más, me hace daño, me duele. Es una decisión: o ella o yo y no pienso dejarla ocupar mi lugar)

Nunca pensé que un papel lleno de imágenes y recuerdos sangrara...