28.8.11

La tarde es gris y no tengo limitantes.
La música de un vagabundo suena en mis oídos.
Necesito límites
límites para escribir.
Presión.
Alguien que destruya mis textos
para tratar de ensamblar las piezas
que le hacen falta.
Una vez más.
Esta no será la vez última
ni la tercera.
Los signos de puntuación me obligan
a reinventarlos
hacerlos a un lado
para después volver a ellos
sumisa y con la mirada gacha
les pido perdón por olvidarlos.

La tarde es gris.
Pero arde por dentro
como un clímax a punto de llegar.

Quisiera darle me gusta
marcarlo como favorito
buscar a mis amigos
comentar sus comentarios
Pero estoy sola aquí.
Solamente acompañada
por la lluvia torrencial
que inunda mis ideas.

Me pasé de los ciento cuarenta.
Ya no me alcanza para seguir
escribiendo
que la tarde es gris
y que se llena de su propio flujo.
Editar. Editar.
Las ideas encajonadas
en un recuadro
que no alcanza para controlar
la verborrea que contengo.

La tarde es gris
¿a quién chingados
le interesa?

14.8.11

Las personas viven inmersas en su pasado. ¿Por qué negarse a mirar el presente y aprovechar todo lo que se pueda? Personalmente, sí, soy una mujer que mira al pasado, pero no para añorar, sólo para recordar lo que soy y porqué lo soy. No olvidar mis orígenes, no criticar a la gente tan duramente por sus acciones. Siempre hay un por qué. Pero no entiendo a quienes se quedan estancados. Inmersos.

Hay que seguir adelante.