19.5.13

Mi hermana tiene la culpa

Una idea ronda mi cabeza. Mi hermana tiene la culpa. Un día antes lo juraba. Decía que no. Que en definitiva no era lo mío. Que lo mío, lo mío, era el egoísmo puro. El hedonismo. Vivir para mis placeres. Emocionales. Carnales. Contemplativos. Pero luego llega mi hermana. Con sus noticias. Con que está feliz. Que suceda. Antes de sus treinta. Y pienso en cómo es posible. Y las lágrimas saltan de mis ojos. Y comienza a rondar la idea. Y si sí. Y si dejará de lado esa parte egoísta para darle rienda a otro egoísmo más superviviente. Más con cara de plaga y multitud.

Tal vez sea el momento. De sentar cabeza. De poder pensar en los placeres de alguien más. Y algo dentro de mí se estruja. Una parte me dice. No. Definitivo. Tú eres tú. No tu hermana. Y entonces Nuria me dice. No todas lo hacen por lo mismo. Tu búsqueda siempre ha sido de pareja. Sólo eso. o acaso, ¿algún día lo has soñado? ¿Has fantaseado con la idea? No. Le contesto.

Le cuento que cuando éramos chicas. Todas apostaban. Yo sería la primera. Siempre fui noviera. Siempre pensaron que yo caería primero en esas redes. Y me dice. Exacto. Una cosa no tiene que ver con la otra. Tu búsqueda siempre fue distinta. Por tu madre. Por tu padre. Las experiencias te llegaron de otra forma.

Y lo pienso. Efectivamente. Nunca fantasee con la idea. Ni cuando era pequeña. Nunca jugué con muñecas. No de ese modo. Nunca me llamaron la atención. Los roles familiares. Fui precoz. Quería encontrar a mi pareja ideal. Esa que tal vez no exista. Ideal no de manera telenovelesca. Más bien en el sentido de entrega incondicional. De ese amor que duele en los huesos. Que hasta el momento no he conocido. Tal vez lo busqué tanto que evito entregarme por completo. No. Pienso. No sufriré por ningún hombre. Como vi que lo hacía mi madre. Y luego pienso. No sufriré por los hijos. Como sufrió mi madre.

Pero entonces llega mi hermana con sus noticias. Y el mundo se me deshace de frente. Y pienso. Qué tengo yo. Un trabajo siempre en la cuerda floja. Un cuarto de servicio. Una tele sin control remoto. Hombres que me suben a un pedestal. Y que terminarán bajándome. Siempre sucede.

Mi hermana tiene un vientre que crece.
Yo un vacío egoísmo.