12.4.20

4 semanas

Era solo un rumor. Un rumor lejano que venía de oriente. Había un virus que se propagaba. Escuchabas que tenían alguna embarcación en cuarentena. Que ya había traspasado fronteras. Ahora afectaba Europa. Pero aún parecía que pasaba en otro mundo. Los planes seguían en pie. El Vive Latino, tu cumpleaños, la llegada de tu hermana...
No sabes qué día sucedió exactamente. Sólo que fue a principios de marzo. Era inminente. Había llegado, no sólo a tu país. Había llegado a tu ciudad. A la de residencia. Y hubo alarma general. El gobierno decía que todo estaba bien. Calma. Pero nunca falta el alarmista que grita que se viene el fin de los tiempos. Todos moriremos. Y sí, lo haremos en algún punto. Tampoco faltan los que dicen que es una conspiración. No pasa nada. Y en cierto sentido lo es.
¿Cómo conllevas la noticia de que si tocas a una persona puedes morir? No es que te guste tanto tocarlas. El hecho está en la restricción.
Te arriesgaste. Si el gobierno no suspendió el Vive, sabe lo que hace. Tomaste precauciones, pero fuiste a divertirte. No sabías el estigma que eso conllevaría. Eres una inconsciente. Si la gente comienza a morir es por tu culpa. Por exponerte. Por no pensar en tus abuelos.
El lunes siguiente fuiste a recoger tu carro. Pero la sensación fue agridulce. Felicidad mezclada con preocupación. Lo primero que hiciste con tu auto fue ir a comprar provisiones para no salir en la semana. Y es lo único que has hecho con él. No sabías que no volverías a ver a tus compañeros de trabajo en mucho tiempo. Pensabas que sólo sería una semana de guardia. Una semana que se han convertido en cuatro. Hasta el momento.
Un cumpleaños recluida en tu casa, aunque rodeada de las personas que más quieres. Un festejo en la oficina con un amigo y sana distancia.
Van cuatro semanas. De manos resecas. De videos de yoga. De videollamadas. De leer. De sueños locos. Fines de semana de compras, sin caer en las compras de pánico.
Entonces lo decides. Es una buena ocasión para regresar a la escritura. De documentar tu día a día. Aunque no pase nada interesante. Regresión a los diarios de tu infancia.