31.5.10

Soñé

Soñé que mi madre moría. No por muerte natural. No en un accidente. No por una enfermedad lenta y dolorosa. Soñé que preparaba una sopa. Antes de probarla, la contemplaba. En su mente pasaba su vida entera. Sólo los momentos malos. Los días en que creía haber errado. Todo lo que pudo haber hecho mal. No lo pensó mucho. Tomó un frasco con un líquido que no alcancé a distinguir. Tampoco la etiqueta. Lo vació. A su sopa. Caliente. Humeante. Yo estaba ahí. Era una simple espectadora. Pero sentía la calidez del caldo. Y percibía su tristeza a cuestas. Podía sentir esa cadena de la que quería deshacerse. Sentí el dolor del abandono de sus hijas. Sentí el dolor del parto. Pero el dolor del desprendimiento del cordon umbilical fue aún peor. Soñé que mi madre moría. Le daba un sorbo a su sopa. Y moría un recuerdo. Yo era espectadora de su acto. Un segundo sorbo y se borro el abondono de mi padre. Su cuerpo y su mente iban sediendo a la nada. Yo la veía. Estiraba una mano. No la alcancé. Al tercer sorbo se desprendió del nacimiento de sus tres hijas. No llegó al quito. Al cuarto olvidó su infancia. Esa que también le causó tanto dolor. Soñé que mi madre moría. No por muerte natural. No en un accidente. No de una enfermedad lenta y dolorosa. Soñe que ella preparó. Su propia pósima. Su propio final. Su olvido.

Cuando desperté, de madrugada,  pensé en la última vez que la vi. Un llanto cruel acudió, no a mis ojos, sino a mi alma. Recordé el mensaje que recibí minutos antes de subirme al avión. "Hija, no te di la bendición, pero sabes que siempre la llevas contigo"

Soñé que mi madre moría. Y me convertía en huérfana. Desamparada. Desahuciada. Me convertía en olvido.

28.5.10

Llorrando en el metro. ¡Qué gente tan patética! Soy.

26.5.10

23.5.10

Isko akumal

¡Copuxco, copuxco!

Chevereve, cheverava.

Ixquinio et le dupersia,

comoforto fo do marga,

¿fo do marga eco la pirta?

Esco iglerra, esco soporro.

¡Copuxco, copuxco!

Etzenio le exparra

Isko ne grassa,

isko terna se

ig he masma,

ig sut pela.

Nerraza ocusalo uruca

usurela permasa la iglerra,

sabendósa uta la pasa.

¡Copuxco, copuxco!

Chevereve, cheverava:

Calcicafa, calzierra

le oporfasa ne

conjurre,

ijorusca he sela

terna se isko;

la mama sut inguza

jercume ig ne torla, torla…

Malicento in extaciuda,

¡Pam, pam, pam! soná la torla,

e meo casa, e meo foruna.

Calo tambiáse,

Ícalo recaze, ixcano le “pam”,

ixcano e le canuxo.

¡Copuxco, copuxco!

Ne chevereve,

nan cheverava.

16.5.10

Campanas vacías


Campanadas vacías


se repiten:

una tras otra

hasta agotarse el agua,

hasta derramarse

en llanto.



La calle es tímida

y hay temblor entre

sus piedras cosidas:

pesan los pasos forasteros,

enamorarse de ellos

y luego dejarlos ir.



No soy la única en busca

de la infancia paterna,

de la mano ya muerta

de su progenitor.

Hay otro en aquella orilla

que me sigue como acto

de reflejo. Hay alguien

que sigue mis pasos,

y al tiempo contempla

la brisa,

y en el mismo acto busca

a su padre como yo.



Hay otro

que sigue mi mirada

en las noches con cautela

me despierta de madrugada

busca mi sombra, la desbarata.

No es quien cuida

mis pasos, es otro

que repite el eco

de las campanas vacías.

11.5.10

Mayo

En confusión
no sé a dónde voy
- Dormimos en el convento para no pagar hospedaje
- ¿Le harás algo a tu mamá?
- No somos de los que festejamos
fechas importantes
Confundo a alguien con mi madre
- ¿Qué estudia tu hermano?
- Estudió diseño gráfico
- ¿Terminó?
Se encoge de hombros
Era pelirroja, igual que ella
y tenía una bolsa
como la que ella usaría
- Voy a agregar a tu mamá
al facebook
- No la tengo ni yo
Centro médico. Escaleras llenas.
Rumbo a Universidad
Rebasar. Rebasar. Rebasar.
Es el objetivo
Policía-detecta-metales.
"Policías" que se creen policías.
Encontrar un lugar
mi lugar
donde sentarme
donde poder ser yo.
Zapatillas de ballet
jugo de naranja (malo)
un bastón para sostenerme
Mi lugar me fue negado.
En Etiopía la gente es blanca
vende pañuelos desechables,
pañuelos de bolsillo
a cuatro pesos
o dos por cinco pesos.
La gente compra
le escurre la nariz 
por los oídos.
Eugenia es menos amigable
nadie sube, nadie baja
todos miran a todos
y evitan los ojos.
No hablan en División
pero encuentro mi lugar
junto a una desconocida
que sueña 
que no es Sylvia Plath