16.5.10

Campanas vacías


Campanadas vacías


se repiten:

una tras otra

hasta agotarse el agua,

hasta derramarse

en llanto.



La calle es tímida

y hay temblor entre

sus piedras cosidas:

pesan los pasos forasteros,

enamorarse de ellos

y luego dejarlos ir.



No soy la única en busca

de la infancia paterna,

de la mano ya muerta

de su progenitor.

Hay otro en aquella orilla

que me sigue como acto

de reflejo. Hay alguien

que sigue mis pasos,

y al tiempo contempla

la brisa,

y en el mismo acto busca

a su padre como yo.



Hay otro

que sigue mi mirada

en las noches con cautela

me despierta de madrugada

busca mi sombra, la desbarata.

No es quien cuida

mis pasos, es otro

que repite el eco

de las campanas vacías.

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