31.5.10

Soñé

Soñé que mi madre moría. No por muerte natural. No en un accidente. No por una enfermedad lenta y dolorosa. Soñé que preparaba una sopa. Antes de probarla, la contemplaba. En su mente pasaba su vida entera. Sólo los momentos malos. Los días en que creía haber errado. Todo lo que pudo haber hecho mal. No lo pensó mucho. Tomó un frasco con un líquido que no alcancé a distinguir. Tampoco la etiqueta. Lo vació. A su sopa. Caliente. Humeante. Yo estaba ahí. Era una simple espectadora. Pero sentía la calidez del caldo. Y percibía su tristeza a cuestas. Podía sentir esa cadena de la que quería deshacerse. Sentí el dolor del abandono de sus hijas. Sentí el dolor del parto. Pero el dolor del desprendimiento del cordon umbilical fue aún peor. Soñé que mi madre moría. Le daba un sorbo a su sopa. Y moría un recuerdo. Yo era espectadora de su acto. Un segundo sorbo y se borro el abondono de mi padre. Su cuerpo y su mente iban sediendo a la nada. Yo la veía. Estiraba una mano. No la alcancé. Al tercer sorbo se desprendió del nacimiento de sus tres hijas. No llegó al quito. Al cuarto olvidó su infancia. Esa que también le causó tanto dolor. Soñé que mi madre moría. No por muerte natural. No en un accidente. No de una enfermedad lenta y dolorosa. Soñe que ella preparó. Su propia pósima. Su propio final. Su olvido.

Cuando desperté, de madrugada,  pensé en la última vez que la vi. Un llanto cruel acudió, no a mis ojos, sino a mi alma. Recordé el mensaje que recibí minutos antes de subirme al avión. "Hija, no te di la bendición, pero sabes que siempre la llevas contigo"

Soñé que mi madre moría. Y me convertía en huérfana. Desamparada. Desahuciada. Me convertía en olvido.

1 comentario:

Rike dijo...

Dicen que es de buena suerte :/