Sigo en mi fiebre literaria japonesa. Esta semana fue el turno de Ryu Murakami y su primera novela Azul casi transparente. La contraportada indica que: “La crítica japonesa habló de <
son palabras sueltas... un poema destilado en prosa... tu voz apagada en el frío y la oscuridad... una ventana rota en invierno... el golpe de un martillo sobre las uñas... el primer orgasmo... una llamada telefónica en el vacío... un trozo de día interminable... el deseo furtivo de la adolescencia... la corteza desprendida de la piel...un pubis recién nacido... el crimen certero de la penetración..
26.6.09
Sigo en mi fiebre literaria japonesa. Esta semana fue el turno de Ryu Murakami y su primera novela Azul casi transparente. La contraportada indica que: “La crítica japonesa habló de <
18.6.09
Kafka en la orilla. (Hakuri Murakami)
Siempre me ha llamado la atención conocer diferentes culturas. Desde las diferencias entre continentes, países, ciudades hasta las de los barrios, o incluso de cada persona. Y es que cada quien tiene su propia cultura, su propia forma de percibir la vida por los diferentes contextos en los que se desenvuelve, por la educación de sus padres y estos a la vez de sus abuelos, y así hasta formar una larga cadena.
Llegué a Haruki Murakami por esto mismo. Quería leer algo distinto, algo que no me supiera conocido, como comer un platillo diferente, como elegir del menú aquello que no conoces, pero te arriegas e intentas que tu paladar disfrute del extrañamiento gastronómico. Tenía como referencia a cineastas asiáticos, a los cuales gozo bastante. Había leído La casa de las bellas durmientes novela con la que quedé más que fascinada, pero no había leído nada igual como Murakami.
Anteriormente leí su primera novela Tokio Blues: un relato fresco, emotivo y hasta cierto punto triste, lleno de nostalgia. Y para mi cumpleaños me regalaron Kafka en la orilla. He de decir que todavía no lo termino (me faltarán unas 70 páginas, de 714 con las que cuenta) y aunque en cuestión de estructura y personajes es muy distinto, la esencia se mantiene, las obseciones de Murakami son las mismas: la soledad, la muerte, el sexo, el viaje hacia la madurez. Kafka en la orilla atrapa al lector desde un inicio y le invita a leer otras obras en las conversaciones de sus personajes. Contiene metaficción que va guiando al lector y aunque convergen mundos fantásticos y personajes surrealistas siempre se mantiene sobrio, cerrando las historias que piensas son imposibles de clausurar.
Reitero, todavía no lo termino, pero ya estoy pensando en el otro libro de Murakami que tengo que comprar, no sin antes haber apuntado las referencias que brinda invitando de una manera muy hermosa a leer a los clásicos.
El mundo es lo que nosotros creamos (en las dos lecturas que esta palabra conlleva). Hay que crear y creer en un mundo distinto del que tenemos.
"Las alucinaciones cuanto más piensas en ellas, mayor es la dimensión que van cobrando, más definida es la forma que va tomando. Y, en un momento dado, acaban de dejar de ser una simple alucinación" Murakami