24.2.06

mordiéndome la puntita de la lengua, como un gatito acurrucado a medio dormir, rumiando.
mis labios (espesos?) se aprietan y levantan hasta formar un puchero infantil (inconsciente), me doy cuenta y los separo, una sonrisa muy delgada los recorre y desaparece como viene.

¿nuevo?
no, no hay nada de nuevo, lo mismo, la misma confusión. Por lo menos me gusta pensar que cada acto es una nueva certeza o una antigua certeza recuperada.


como un gato voy recostando mi cuerpo tibio,
toco el terreno y me aseguro de que sea blando, agradable al tacto....

espero no equivocarme

como un gato celo mi intimidad y me la guardo en una garra. Aquí está, si la puedes atrapar...

es tuya.




La verdad es que...
no quiero escribir