24.3.11

Los pasos

7:00 a.m.
¿Me levanto o no? La misma pregunta de todos los días. No hay que pensar, sólo hacer. Acción. Acción. Pensar las cosas la mayoría de las veces te lleva a no hacer nada. Hay que dejarse llevar, pero no por la corriente.

7:15 a.m.
Llego al parque. Pocas personas caminando, aun menos corriendo. Ejercicio de calentamiento. Comienzo a caminar. Suave clima templado estalla en mi faz mañanera. Sólo pienso en no pensar, que mis pasos guien la desesperación de mi alma, los 28 años a cuestas, mi espalda que carga la cruz de la lejanía y la ausencia elegida.



7:30 a.m. 
Estoy lista. Todo está en calma. Ha llegado más gente, pero no los veo. La música en mis oídos me llama a comenzar un día más. Corre. Corre. Y corro. La angustia se deshace con cada talonazo en el suelo. Me sacudo el polvo abismal. Me interpreto. Me reinvento en cada respiración. Exhalo rencores, aspiro oportunidades. Retos. Me siento viva.


8:00 a.m.
Hora de partir. Hora del hogar. Un baño cálido rediseña mi estructura muscular. Resbala sobre mi piel la angustia. Y se va por el caño, de donde salió. La blanda sensación de mis labios sobre los suyos. Y un día que pinta será más que mejor.

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