Hoy no tengo ganas de pensar en lo que tengo. Lo que no tendré. Lo que nunca tuve. Me basta lo que soy. Lo que he sido. Lo que seré. No tengo ganas de. Recriminar. Que me recriminen. Pensar en lo que pudo haber sido. Lo que es. Lo que será.
Hoy no quiero vivir en las ganas de. En el futuro de alguien más. No quiero tomar desiciones de otros. Tienes que. Para mantenerme feliz. Hay que. Quiero que. La única. Ser. No. No quiero las miradas puestas en mí. Así. Nomás por que sí. No puedo pedir. No quiero hacerlo. No quiero que me pidan. Que esto tiene que ser así. Que si fuera. Que la vida. Que la luna. Que no. No es así. No puede. No debe.
Si es, es. Porque es. Porque así son las cosas. Y si duele. Duele. Y ya. Pasará. Como todo. En el futuro, al pensar, tal vez una punzada en el pecho. Pero no mata. Sólo está ahí. Diga lo que diga. Haga lo que haga. No se alejará. Porque los dolores no se alejan. Disminuyen. Y vendrán nuevos. Y se irán. Y quedarán en el pecho. Como serpientes encajonadas. Revolcándose. Pero encajonadas.
Hoy no quiero. Que tú. Que yo. Que él. Que ella. Que sus ojos. Que los tuyos. Que sus pies. Que los míos. Que el sapito en la palma de mi mano. Que duerme. Que adiós. Que la comida. Que el café. Que así están las cosas. Que así es la vida. Que nada es seguro. No. Nada es seguro. No hay promesas.
Estoy aquí. Ahora. Aquí estoy. Aquí. Veme. No me muevo. Estoy enfrente. Es el presente. Bendito presente. Y entrego todo. Menos promesas. Las promesas no. Definitivamente. No son para mí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario