10.3.13

Cartas sobre la mesa

Llegó la hora de las cajas. Las idas y venidas. La separación de bienes. Las despedidas definitivas. Las idas al cine sola. Insomnios sin ronquidos de por medio. Llegó el momento de la reconstrucción. De comprar un colchón. Y una lámpara. De pagar por un espacio. Y los servicios. Y ver que alcance para la alimentación. De leer si hay ganas. De callar. De llorar sin público. De dejar de fingir. Dejar de tratar de conocer y emprender la siguiente temporada de la vida.

Por más que creas conocer a una persona, no, nunca lo harás. No te ilusiones. Podrás conocer una capa. Tal vez dos. Si tienes suerte llegarás a la tercera. Pero nunca sabrás cuántas capas tiene. Qué es lo que esconde. Y no en el sentido consciente. Así que deja de perder el tiempo. No te quiebres la cabeza pensando en por qué hizo tal o cual cosa. O es que acaso ¿te conoces a ti mismo?

Cuanto más pasas tiempo con una persona, mayores son sus misterios. Sus íntimas intrigas. Sus deseos. Malestares. Sus gustos. Qué es lo que pretende. Uno se pregunta. Y tal vez ni esa persona lo sepa. Pero, ¿qué es lo que pretendo? Y ahí está el dilema. Pero una vez que lo sabes. Que tienes la certeza de lo que quieres y no en tu vida, ya no importa si conoces o no a las personas. Eso pasa a segundo plano. Porque sabes lo que quieres de ella. Y pondrás las cartas sobre la mesa. Y sabrás si quiere lo que deseas. Y si no. Gracias por participar.

Llegó. Estoy lista para el éxodo.

No hay comentarios.: