30.3.04

Diégesis....(primera parte)

Me levanté y noté algo raro en mi cuerpo, algo que no era yo, eras tú, era otra persona. Mis manos no parecían mías y mis ojos, antes radiantes, ahora se veían opacos, plastificados. Me empezé a observar lentamente y encontré a mi piel áspera y rugosa. Rápidamente me desnudé y vi mis muslos partidos y los dedos de mis piel desprendiéndose paulatinamente.

Poco a poco comprendí que estaba mudando de piel.

En las muñecas tenía un pedazo de carne que pendía bajo ellas y como pude la fui arrancando de mi cuerpo. En un principio pensé que era como un tipo de serpiente, que sólo sería la cáscara pero, al ver la unión de músculos entre mis manos y mis brazos y el trozo de carne sangrado que empezaba a desasirse, entendí que no era así. La realidad es que debajo de la piel caída, la carne estaba viva, doliente, denuda.
Con paciencia tomé el pedazo con el dedo indice y pulgar derechos y empezé a despegar con el más cuidado posible mi piel, y más allá del dolor hiriente que sentía a cada jaloncito, mis oídos no soportaban el pequeño ruidito, como de una tela que se desgarra al estirarla de más, a parte del hedor que salía de la pequeña abertura que se agrandaba al compás de mis dedos desesperados y temblorosos.
Pensé ¨Ha de ser como un tipo de manopla, he de estar soñando¨ y como el sol, y junto con él, el calor entraba por la ventana decidí quitarme de un tirón aquel guante de piel humana, y ni toda la autosugestión pudo evitar que un grito de dolor frenético y exasperante se separara de mi garganta, además del susto de ver a mi mano, a la cual ya no se le podía nombrar de aquel modo, dado que se había convertido en masa muscular babosa con algunas venas como hilos que pendían dejando estambres rojos a lo largo de la cama.

Me encontré en medio de mi cuarto sola, con una mano despielada y con la otra sosteniendo un guante efímero, al fin y al cabo, humano.

No hay comentarios.: