16.10.11

Un árbol retorcido entre el dulzor y la sal
las ramas crecen confusas
y se llenan de amantes anfibios
se amarran a las raíces
las raíces...
esas que han visto huracanes
y maremotos
esas que se aferran a la tierra
pero andan placenteramente
como en su casa
entre el agua
que no es salada ni dulce
que no es calma ni tempestad.
Su cuerpo pesado se mece
a merced de vientos y mareas
todos los elementos lo complacen:
agua, tierra, aire y sol
son sus súbditos.

Soy un árbol, un manglar
seducida por tu anfibio encanto.
Te ataré a mis raíces
con la tibia sensación melosa en tu paladar
pero de salitroso sudor.
Te suspenderé en mi tranquilidad
cuando las tomentas acechen nuestra tierra.
Una agitación pasiva y constante
dará sombra
al más retorcido de nuestros deseos.
Amárrate a mis raíces
introducidas en la cálida humedad
de mis aguas
agarradas de la fertilidad
de mi suelo
material desmenuzable
Yo te sujetaré, seré tu ancla
poseeré tu disfrute
aspiraré tus elementos
para nutrir mis ramas
y consolidar nuestro santuario
de hábitat tropical

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