6.1.13

Sueños húmedos

I

Voy en un barco con mi padre. Navego contracorriente en un río. Es de noche. El barco es pequeño pero turístico. Llegamos a la cuesta. El motor se forza. Los pasajeros tenemos que salir. Escalar rocas. Volvemos a subir para comenzar la cuesta abajo. Nos detenemos en una laguna. Tenemos que caminar un trecho de agua. Mi padre me abraza por la espalda. Me dice "mira, allá está Milpas Viejas". "No", le respondo, "ahí no es". "Sí, es ahí. Mira allá está mi tumba".

II

Se supone que estoy en la oficina. Hileras de módulos con computadoras. Personas sentadas. Todos estamos sobre un arroyuelo. Parece más una maquiladora que una oficina. Estamos al aire libre. Es de noche. Los pies mojados. El cuida de los niños de ella. Son dos y ella está embarazada. Me duele verlo. ¿Cómo desea estar con una mujer casada con dos hijos y a la espera de uno? Me salgo. No lo soporto. Por todas las calles hay arroyos. Son callejones que llevan a ninguna parte. Camino y camino hasta que llego al mismo lugar. Y los veo de nuevo. Resignación.

III

En Playas de Tijuana, con mis hermanas y mi madre. Es la tarde, pero el cielo es gris oscuro, con nubes pesadas que presagian tormenta. Entonces volteamos a ver el mar y se forma una ola gigante. Viene hacia nosotras. La miro pero no tengo miedo. Les digo que se agarren de unos barrotes que están a nuestras espaldas. La ola cae sobre nosotros. Salimos ilesas. Cuando la marea baja, vemos una ola mucho más grande que se camufla con el oscuro y denso cielo. Corremos a un edificio que nos cierra la puerta. Pero alcanzamos a tomar el elevador. Apretamos el botón 40. El piso más alto. Cuando llegamos, nos asomamos por la ventana y observamos la ola que cae sobre la ciudad y la devasta. En ningún momento siento miedo. Más bien es curiosidad.

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