8.2.13

Servicio al cliente

Una regla básica del servicio a cliente es que un cliente que se enoja y reclama es un cliente que quiere que lo convenzas de quedarse. Por eso hay que solucionarle el problema. Te está dando una oportunidad. Mientras que un cliente que en verdad se hartó del mal servicio simplemente no regresa. Ni siquiera tiene la paciencia ni las ganas de decirte una vez más que la cagaste.

Se va. Punto.

Lo mismo pasa con la vida.

De todos los papeles que hay disponibles en este teatro que es la realidad, el que menos me gusta es el de víctima. El dolor y el sufrimiento están peleados conmigo. Puedo enojarme. Llorar de coraje. Maldecir. Gritar las injusticias. Mandar a chingar a su madre. Pero el encabronamiento pasa rápidamente. Se esfuma. Porque no estoy dispuesta a darle tiempo a ese sentimiento autodestructivo.

Cuando me hacen una pendejada, la digo, lo más calmada posible. Le doy una oportunidad a su servicio. Si lo hace por segunda ocasión, pienso, todos somos seres humanos. También yo he cometido estupideces. Pero cuando la vuelve a cometer, ya no hay palabras que valgan. No saldrá nada más de mi boca.

Han perdido un cliente.

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