Busco la manera de encontrarme. De volver a sentir eso. Por diversos caminos señalo. Para que me hayes. No deseo dar instrucciones. De mí sólo encontrarás símbolos perdidos en el tsunami de palabras. La mirada estática. La caricia individualista. No me satisface. Pretendo casi lo imposible. (Y en ese "casi" radica mi esperanza). Que con pequeños movimientos. Miradas desviadas. Sutiles cambios en la respiración. Me comprendas. Te compenetres. No quiero hablar. Decir. Quiero esto. O deseo lo otro. Leéme. Intúyeme. Lo sé. Pido demasiado. Pido que sepan mi trama con la portada del libro. Pido que me compren envuelta en papel celofán sin siquiera conocer mi interior. No. No soy un best seller. Mis páginas están en blanco. Listas para ser escritas. Arrancadas. Quemadas. Borradas.
Escribe sobre mí. Con tinta indeleble. A mano. No importa que tu letra sea ilegible. Quiero sentir la suavidad de tu tinta sobre mi superficie. El oscuro arrebato del crujir de hojas en mis entrañas. Empieza. En la última. En la primera, En la del medio. Soy un libro sin continuidad. Puedo ser ese. El que quieras. Pero debo ser la absoluta protagonista de tu historia. Todo gira en torno a mí. Puedo ser ensayo. Poesía. Novela. Cuento. Puedo ser la buena. La mala. El hombre. La mujer. La niña. La anciana. La adolescente cautiva.
Pero no un secundario. Y jamás. Jamás. Un incidental.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario