18.11.12

"Serías una buena madre"

No sé cuántas veces habré escuchado esa frase. Como si fuera un estigma. Una buena madre. Como si supiera qué diablos significa. Como si los hijos no fueran a tener, siempre de los siempres, sus traumas y complejos debido a la relación con sus padres.

¿Qué es ser una buena madre? ¿No golpear a tus hijos? ¿Enseñarle qué? ¿Que la vida es color de rosa? ¿O que en la vida se sufre y hay que ganarse las cosas con tu propio esfuerzo?

Si tuviera un hijo. Si tuviera. Fuera parto natural. Nada como sentir el dolor. La sensación de un ser humano saliendo de tu cuerpo. Así, a la antigua. Así, para lo que el cuerpo fue diseñado. Así podría decir "yo te parí", "ya ni todo el sufrimiento que me hiciste pasar".

Si tuviera un hijo. Le leería todas las noches. Mi lectura del día. Le leería a Mishima, Kawabata, Dostoievsky. No me importa que no sean lecturas infantiles. Le leería poesía, cuento, novela, ensayo. Compartiría con él cada una de mis lecturas.

Si tuviera un hijo. No dormiría conmigo. Aunque me costara levantarme por la madrugada. Tendría que hacerse independiente desde un principio. Y saber, sin saberlo, que sus padres necesitan espacio e intimidad.

Si tuviera un hijo. Sería cariñosa, pero firme. Nada de teatritos con o sin visitas. Nada de berrinches. Para eso está la palabra. Para entender. Para eso están las acciones. Para ejemplificar.

Si tuviera un hijo. Si tuviera. Puedo planear aquí toda su educación. Pero lo cierto es que no lo sé. Y no lo sabré hasta que me decida algún día. Y lo más probable es que crecería en una guardería. Y tuviera que confiarle parte de su educación a extraños. Porque tendría una madre trabajadora. Que ama lo que hace. Que nunca estuvo dispuesta a guardar en un cajón sus sueños profesionales. Y esperaría que algún día lo agradeciera. Sin embargo, es más probable que creciera traumado porque su madre nunca le dio el tiempo suficiente. Porque lo dejaba dormir solo en un habitación contigua y a veces no escuchaba sus lloriqueos. Porque le leía cosas para adultos. Que hablan de traumas, de asesinatos, de infidelidades. Porque lo contuvo  en sus travesuras. Porque mis acciones no fueron lo que él esperaba. Porque el trabajo era más importante que sus festividades escolares.

Si tuviera. Pero no. No lo tengo. Y no lo sabré de cierto.

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